¿Y Dios?, ¿no crees en sus Maravillas?.

¡Plop!. Para cuando exclamas, cosas como que: "¡no hay solución, o ya todo está perdido!!!!!!"; y sabes el por qué mi plop actitudinal de asombro. ¡Ah!, es que allí es donde te pregunto: ¿Y Dios?. Mucho ir y venir a la iglesia, y cuando vienen las tempestades, ¡dejas a Dios bajo llave en la iglesia!. Créeme que Dios no es para limitarlo a las 4 paredes del recinto donde escuchas de sus Maravillas. Dios es un Ser Maravilloso, y puede hacer Maravillas en tu vida, pero depende de tí. Es que, esas etapas tormentosas, son las propicias para que le permitas a Dios hacer Maravillas en tu vida, pero es algo que depende de tí, de tu fe en Él, de orarle para que te guíe, te consuele, te fortalezca, te ilumine, ... ¡te bendiga con toda clase de bien!. Créeme que las Maravillas de Dios, son más majestuosas que las maravillas de esta vida; y no es un simple juego gramatical, es una realidad. La vida está llena de maravillas, pero las Maravillas de Dios son las que enriquecen tu vida. Las Maravillas de Dios, incluyen las maravillas de esta vida, pero en muchos no opera al contrario (cuando lo real es que también las maravillas de la vida incluyen primeramente las maravillas de Dios) y la razón es porque estamos tras las maravillas de la vida, cuando deberíamos ir tras las Maravillas de Dios, y es allí cuando viene el cansancio existencial y la frustración, cuando te encuentras que tu corazón no encuentra respuestas a tus inquietudes, y ¡plop!, pasas a formar parte del ejército de los fracasados, que son quienes confunden maravillas de la vida con placer, ignorando las maravillas de Dios. Es que, las maravillas de la vida se inician en las maravillas de Dios, con cada nuevo amanecer, en cada rocío, en cada rayo de luz solar, etc. Cuando te apoyas en Dios, y clamas por la manifestación de sus Maravillas en tu vida, pasas a formar parte del ejército de los "soldados exitosos de Dios". ¡Plop!, quedan muchos cuando ven un testimonio cristiano que no concuerda con el Poder del evangelio de Dios, y te conviertes en un pésimo difusor de la vida cristiana.