El pasado martes 22, un sismo de 6.3 en la escala Richter, con un saldo que supera el centenar de víctimas, afectó a Nueva Zelanda (devastando la sureña ciudad de Christchurch). Muchos quisiéramos colaborar de muchas formas, de hecho, la más viable es acudir a los centros de acopio donde se recolecta ayuda humanitaria para ellos. Pero una invalorable ayuda en una situación tan trágica, es orar por el pueblo de Nueva Zelanda, que Dios pueda obrar su misericordia en los trabajos bomberiles de rescate de personas atrapadas, como en la prontitud de ayuda humanitaria. En eventos como estos, no debe quedar huérfana de oraciones, las personas que están pasando tan lamentable trance. El matutino de hoy, dedícalo a orar a Dios por ellos, que los trabajos de restaurar el servicio eléctrico y de agua potable, puedan ser más eficientes, para evitar la proliferación de enfermedades como también para evitar la propagación de delitos a la integridad personal de las víctimas por motivaciones de hurtos.
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