Gradúate de seguidor de Jesús.

"¡De todo corazón, te deseamos éxitos!", dice la tarjeta que recibe de sus padres el recién graduado. Cuando tomas la decisión de seguir a Jesús, es como tu graduación en una fascinante profesión, donde adquiridos conocimientos sobre llevar una vida bendecida, te inicias en una profesión que no es opcional, porque así como para llevar una vida económica próspera debes profesionalizarte, igual para llevar una vida espiritual próspera debes iniciarte en el camino de Jesús, como cualquier profesión. ¿Sabes algo?, que en la "profesión cristiana", tienes que prepararte aún más fuerte, y con más ahinco que en tu profesionalización secular, porque sólo bien preparado puedes vencer a Satanás. He visto la enorme felicidad de los que participan en un acto de graduación, y semejante o mayor debe ser la felicidad a experimentar por el ser humano que acepta a Jesús como Salvador, y en ese momento se gradúa como cristiano y comienza su interminable proceso de aprendizaje y crecimiento cristiano, y su labor más digna: salvar almas. Es que pienso que los profesionales de la muerte (francotiradores, soldados, etc) matan y no sienten remordimiento porque es su oficio, y el cristiano es el otro polo, es decir, ser los profesionales de la vida: tú ejerces la vida como oficio, porque el dar vida eterna a un alma es el oficio más digno, y cuya remuneración te la tiene reservada el mismo Dios. De manera que el remordimiento del cristiano debería ser ver perder tantas almas y no poder hacer nada más que brindarles la Verdad. Todo padre o madre siente un desbordante orgullo cuando su hijo se gradúa en la profesión que escogió, y las fotos de graduandos se caracterizan por esa contagiante emoción; pues, mayor es la alegría de Dios cuando una persona decide tomar la carrera cristiana y se gradúa en la digna profesión de salvar almas. Graduarte te capacita. Capacítate en las cosas del Señor.