miércoles, 15 de diciembre de 2010

Eso no es la Navidad.

Navidad.jpg Sin querer que suene a debate ideológico, pero si hay algo que es innegable es cómo la sociedad capitalista ha desvirtuado la esencia de la conmemoración de la Navidad. Más que una ocasión espiritual de reflexión sobre el nacimiento del Autor de la Salvación, se ha convertido en una ocasión para el desenfreno consumista, donde la primera desviación cultural es "la sustitución de la Persona de Jesucristo por la de San Nicolás". Con el agravante de que al pobre personaje ficticio de la tradición navideña, lo han crucificado, porque el apetito consumista del capitalista crea expectativas de juguetes muchas veces muy costosos para padres en delicada situación económica, convirtiendo al rojo personaje en un villano, porque ha significado el endeudamiento innecesario de muchas familias, muy necesitadas, o peor aún, una terrible tristeza en un niño cuyo padre no pudo darle el regalo que soñaba. Y sucede que eso no es la navidad, ni siquiera algo parecido, porque Navidad no son regalos, navidad es reflexión y alegría, y es lo que hay que rescatar como valor tanto cultural como espiritual. Es hermoso el gesto de los regalos a los niños, pero cuando eso no es posible, no debe agregar una nota de tristeza a la Navidad, porque "no se está faltando en nada, ni se está cometiendo pecado alguno", que es el problema derivado de alejar el contenido espiritual de la Navidad y sustituírlo por lo material. La Navidad no se opone al Capitalismo, pero el Capitalismo voraz si se opone a la Navidad, porque al inyectar como único mensaje el de comprar y regalar, se opone (quizás involuntariamente) a la naturaleza original de la Navidad (yo en 50 años de vida nunca he visto una cuña publicitaria navideña con la persona de Jesucristo). Es delicado este tema, porque no pretende plantear un rechazo a la tradición de los regalos, ya que honestamente eso es lo enseñado a los niños como cultura navideña, pero también para ser fieles a la Verdad, hay que aclarar que no es esa la esencia de la Navidad, y el descuido de esa delgada línea de apreciación, origina manifestaciones como: dramas con personajes de San Nicolás en Iglesias protestantes, que es una paganización antibíblica y meramente capitalista, ocurriendo con la aprobación misma del Pastor y otros Directivos de dichas iglesias. Para no causar polémicas interminables pregunto: ¿a quien se adora en esas iglesias evangélicas, al personaje pagano de San Nicolás y todos sus valores consumistas intrínsecos, o al Personaje Bíblico Jesucristo, y todos sus valores espirituales intrínsecos?. Como se ve, si se reflexiona a fondo, el asunto no está en los regalos, sino en los valores espirituales que se practican. Por lo demás, ¡no se asusten! que nunca les voy a decir que dejen sin regalos a sus hijos, pero también, nunca dejen a sus hijos sin la necesaria reflexión del Personaje Central y Verdadero de la Navidad, como es Jesucristo. Yo lo veo así: es poner cada cosa en su sitio, para ver el orden real que debemos apreciar; es decir, las cosas como son (desde la óptica espiritual) para dejar una sana enseñanza y liberar a muchos padres de angustias ficticias originadas por un tradicionalismo pagano sin fundamento bíblico.Navidad.jpg

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