Hoy, mi matutina oración a tí, Amado Señor Jesucristo, es que me llenes de reconciliación y perdón, para poder echar al olvido todo agravio verbal o físico que alguien me hubiese infringido, eliminando de mi toda palabra retaliadora o todo pensamiento vengativo. Con tu ayuda Mi Señor, podré mirar a cada persona, con los ojos del amor cristiano, omitiendo sus ofensas hacia mi persona o sus defectos que lo hacen ver antipático, porque esta época de Navidad no la quiero malgastar en recuerdos tristes o enojosos, que estén aún por resolver. Es que, no quiero perderme la alegría de los sabrosos abrazos de fin de año, por causa de alguna rencilla. Te recomiendo: que si en tu familia, tus hijos tienen algún problema irresoluto al momento, haz lo necesario para que opere la reconciliación fraternal, y que por nada del mundo, vayan a privarse del abrazo de navidad, y no por hipocresía sino por amor fraternal. No hay nada más valioso, ni más hermoso, que las expresiones de afecto humano, y el recibirlas y compartirlas, te humaniza más cada día.
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