Cuando niño, era frecuente ver la visita de mi tía, que vive en el Estado Aragua, en dos épocas del año; en vacaciones escolares de Agosto y en Navidad. Gracias a la Misericordia de Dios, nunca tuvo que afrontar el mal momento de regresar a su domicilio, y hallarlo robado. Ella tomaba 2 estrategias. La estrategia preventiva, poniéndose de acuerdo con los vecinos para solicitar su colaboración en su ausencia con su casa; y la estrategia espiritual, que era encomendarla a Dios. La combinación de ambas, le dió resultado todos esos años. Cuando viajes no te sería nada perjudicial seguir el ejemplo de mi tía, para evitar que los ladrones se lleven tus regalos aún sin abrir. Por amarga experiencia propia, te puedo asegurar que es el mal rato más desagradable que yo experimenté una vez en mi vida, y como este blog te lleva a reflexionar cualquier situación cotidiana, te exhorto a que pongas tu hogar bajo la Protección de Dios si piensas viajar en estos días, en los cuales los ladrones están muy atentos de las casas solas. Hablo de las cosas cotidianas, porque algunos creen que esas cosas menudas y cotidianas están fuera de la Atención de Dios hacia nosotros, y están muy equivocados.
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