Quiero compartir con ustedes una reflexión que valoro mucho. Se trata de la importancia de la CONFIANZA. Cuando confían en tí eso tiene tanto valor, y lo deduzco cuando yo mismo evalúo la confianza que otros me inspiran: los veo como personas tan especiales, que sólo ellos podrían ser los depositarios de algo tan íntimo como mi confianza. Así te ven quienes confían en tí. Y, he notado que una de las cualidades que mantiene unido un matrimonio hasta la edad dorada, es la confianza. Confío en Dios, porque sólo Él está siempre, desinteresadamente, a mi disposición "y sé que no me defraudará"; lo mismo dicen los abuelitos de sus amadas parejas ya 
ancianas: ¡Sabía que podía confiar en él, y nunca me defraudó!, verdaderamente que es un sentimiento lindo. Eso significa confiar en su fidelidad, en su responsabilidad, en su amistad, en su cariño, etc, sin importar riqueza o belleza física extraordinaria. No hace falta llegar a viejo para experimentar confianza, sólo que debes saber en quién la depositas. Si alguién defraudó tu confianza, no te desconsueles, que otra persona sabrá valorarla en su justa medida. Y, lo más valioso que puedes empeñar confiadamente, es tu amor, porque pesa mucho perder el tiempo con alguien que no lo vale, ya que recomenzar te parece cuesta arriba, aparte de lo que cuesta reparar un corazón herido, por eso debes ser muy cuidadoso en la selección de la persona a quien ofrendarás tu amor: ¡no bastan unas piernas bonitas o unos músculos vigorosos!, para que perdure un amor. Confiar en mi pareja, es confiar en la Sabiduría de Dios que me la proveyó. En Dios confío, porque sé que me protege de todo mal o asechanza, y porque sé que no me dejará padecer de hambre o frío, y porque además bendice la "belleza pura" del amor de pareja, el cual es un valor humano, que jamás debería ser visto como anticuado, y cuya pérdida es la causa de los divorcios. Por otro lado, alabo y admiro la confianza de los "amores dorados" de aquellos abuelitos, que sin pensar tanto en posiciones sexuales exóticas sino más bien en posiciones emocionales firmes, nos dejan como legado, la enseñanza de que sí es posible disfrutar de la belleza del amor (sexual y emocional) en la vejez, bailando la música de la confianza mútua. Alabo a Dios por eso. Amén.
ancianas: ¡Sabía que podía confiar en él, y nunca me defraudó!, verdaderamente que es un sentimiento lindo. Eso significa confiar en su fidelidad, en su responsabilidad, en su amistad, en su cariño, etc, sin importar riqueza o belleza física extraordinaria. No hace falta llegar a viejo para experimentar confianza, sólo que debes saber en quién la depositas. Si alguién defraudó tu confianza, no te desconsueles, que otra persona sabrá valorarla en su justa medida. Y, lo más valioso que puedes empeñar confiadamente, es tu amor, porque pesa mucho perder el tiempo con alguien que no lo vale, ya que recomenzar te parece cuesta arriba, aparte de lo que cuesta reparar un corazón herido, por eso debes ser muy cuidadoso en la selección de la persona a quien ofrendarás tu amor: ¡no bastan unas piernas bonitas o unos músculos vigorosos!, para que perdure un amor. Confiar en mi pareja, es confiar en la Sabiduría de Dios que me la proveyó. En Dios confío, porque sé que me protege de todo mal o asechanza, y porque sé que no me dejará padecer de hambre o frío, y porque además bendice la "belleza pura" del amor de pareja, el cual es un valor humano, que jamás debería ser visto como anticuado, y cuya pérdida es la causa de los divorcios. Por otro lado, alabo y admiro la confianza de los "amores dorados" de aquellos abuelitos, que sin pensar tanto en posiciones sexuales exóticas sino más bien en posiciones emocionales firmes, nos dejan como legado, la enseñanza de que sí es posible disfrutar de la belleza del amor (sexual y emocional) en la vejez, bailando la música de la confianza mútua. Alabo a Dios por eso. Amén.
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