Despierta cristiano.

Todas las mañanas el despertador inicia el día de muchas personas. Y, en muchos pueblitos y ciudades lo sigue haciendo el gallito cantor. Si no fuera por ese despertador, que puede ser un reloj o un gallo, seguiríamos durmiendo. Idéntico ocurre con el matutino: nos despierta la conciencia hacia Dios. Si no fuera por el breve matutino diario, el cristiano siguiera dormido a Dios, y sale a enfrentar el mundo, espiritualmente dormido, porque no ha despertado a Dios todavía al no hacer ese valioso matutino. ¿Alguna vez has escuchado el canto del gallo?. Mi vecino tiene uno, y yo lo oigo todiiiitos los días, y me agrada la belleza de ese canto, es más ¡me acostumbré!. Así, ocurre cuando aprecias la belleza del matutino, ¡te acostumbras!, y luego te hace falta. Ah, por cierto que, si vives en un rascacielos de alguna metrópolis importante, pues pierdes la fantasía del bello canto del gallo, jajaja, algo cómico porque sé que lo ves intrascendente, pero, ¡que nunca falta un bendito pero!, resulta que si vives en un rascacielos eso no te hace estar más cerca de Dios, por tanto no te exime de tu obligación de buscarlo en tus diarios matutinos. Cuidadito pues con confundir las cosas, que por sofisticado que sea tu ambiente cotidiano no significa que tengas menos asechanzas de Satanás. Recuerda que Satanás no tiene preferencia de almas, y las quiere como vengan: ricos, pobres, europeos, latinos, blancos, negros, para él, todas son bienvenidas en el Infierno.