Cumpliendo con la normativa legal, la empresa donde trabajo, exitosamente realizó un simulacro de Evacuación. No pude evitar asociarlo al campo cristiano, y es es que por demás me resultó muy interesante evaluar conductas esperadas en una situación de emergencia, siguiendo instrucciones precisas ante señales de alarma. Cada quien debía cumplir un rol, tanto hacia compa
ñeros como hacia visitantes, y esto determina el éxito del Simulacro. He visitado algunas iglesias cristianas, y algunas me han parecido muy organizadas al momento de atender a sus visitantes y querer involucrarlos a su grupo, al punto, que parece muy natural y espontáneo dicho trabajo, logrando interesar a los visitantes. En otras, lo he visto tan frívolo, que sería mejor que obviaran ese acto hacia los invitados; donde priva la más mínima cortesía. Y, es allí cuando pienso en la conveniencia de realizar simulacros previos, donde cada miembro debería "conocer bien su rol" ante los visitantes, y actuar en el momento y forma que el Pastor de la señal de alarma, es decir, de acercamiento a los huéspedes. La Iglesia debe tener una perspectiva exógena, es decir, en los cultos debe interesarse hacia los visitantes, si es que queremos despertar el interés en que regresen, y si es que hemos definido el rol de la iglesia como círculo de tertulias dominicales o como centro espiritual de captación de almas para su adoctrinamiento; ¿cumplimos con solamente asistir a la iglesia, y ser indiferentes a las almas que nos visitan y no conocen a Jesús?. En un simulacro, se evalúan roles, y los mismos en una reunión cristiana, deberían orientarse hacia la meta de interesar a los neófitos en el campo espiritual. Y, lo dicho no niega la necesidad de reuniones de crecimiento cristiano, porque lo que planteo es un trabajo más racional hacia quien visita una iglesia, quien tal como entra así sale, es decir, desorientado, lo cual no debería ocurrir. El siglo XXI marca cambios importantes de paradigmas en muchas organizaciones, y las iglesias, no están exentas a esos cambios. Para terminar: no exagero cuando hablo de emergencia espiritual, porque tú no sabes si ese visitante al salir, fallece, y no lleva consigo la llave de la salvación eterna, habiendo estado, increíblemente, en un sitio que se supone atienda esa emergencia espiritual.
ñeros como hacia visitantes, y esto determina el éxito del Simulacro. He visitado algunas iglesias cristianas, y algunas me han parecido muy organizadas al momento de atender a sus visitantes y querer involucrarlos a su grupo, al punto, que parece muy natural y espontáneo dicho trabajo, logrando interesar a los visitantes. En otras, lo he visto tan frívolo, que sería mejor que obviaran ese acto hacia los invitados; donde priva la más mínima cortesía. Y, es allí cuando pienso en la conveniencia de realizar simulacros previos, donde cada miembro debería "conocer bien su rol" ante los visitantes, y actuar en el momento y forma que el Pastor de la señal de alarma, es decir, de acercamiento a los huéspedes. La Iglesia debe tener una perspectiva exógena, es decir, en los cultos debe interesarse hacia los visitantes, si es que queremos despertar el interés en que regresen, y si es que hemos definido el rol de la iglesia como círculo de tertulias dominicales o como centro espiritual de captación de almas para su adoctrinamiento; ¿cumplimos con solamente asistir a la iglesia, y ser indiferentes a las almas que nos visitan y no conocen a Jesús?. En un simulacro, se evalúan roles, y los mismos en una reunión cristiana, deberían orientarse hacia la meta de interesar a los neófitos en el campo espiritual. Y, lo dicho no niega la necesidad de reuniones de crecimiento cristiano, porque lo que planteo es un trabajo más racional hacia quien visita una iglesia, quien tal como entra así sale, es decir, desorientado, lo cual no debería ocurrir. El siglo XXI marca cambios importantes de paradigmas en muchas organizaciones, y las iglesias, no están exentas a esos cambios. Para terminar: no exagero cuando hablo de emergencia espiritual, porque tú no sabes si ese visitante al salir, fallece, y no lleva consigo la llave de la salvación eterna, habiendo estado, increíblemente, en un sitio que se supone atienda esa emergencia espiritual.
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