La realidad espiritual más maravillosa es ¡Dios es amor!, y por amor dió a su hijo unigénito en rescate por nuestras vidas, y nos dió su Espíritu Santo que llena de amor nuestras vidas. El amor es una bendición de Dios, porque proviene de Dios y es el sentimiento humano que más nos asemeja a la naturaleza divina. En el amor se enriquecen las relaciones humanas, bien sea en el seno familiar, o en la vecindad, o en el trabajo, o en tu universidad o liceo. El amor te hace valorar más a las personas y quererlas tal cual son, con virtudes y defectos. Por eso, hoy mi oración es: ¡Dios bendiga al amor!, en cualquiera de sus facetas y manifestaciones, porque en la bendición divina del amor está la bendición de nuestras vidas. Cuando amas a alguien la bendices, ¡por amor bendices!, por tanto, por ese amor a la vida y la humanidad, vuelvo a pedir: ¡Dios bendiga al amor!, tanto el amor humano, como el amor a tu mascota, a tu país, al planeta, como el amor divino que hace fluir agua de los manantiales, o la lluvia, o la noche, etc.
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