Es abrumadoramente regocijante recibir tanta felicidad. De tus amigos. De tus familiares. De la vida...., ¡De Dios,! porque la fuente de toda esa felicidad es el mismo Dios, quien te bendice cada día con indescriptible felicidad, en manifestaciones como tu trabajo, tu salud, tus amistades leales, el amor de tus familiares, etc. No significa, que no tendrás tristezas ni fracasos, sino que al término de esos fracasos y esas tristezas, se manifiesta la consecuente bendición de Dios, para el hijo que supo superar la prueba, con templanza, sin renegar, sino siempre esperando confiada y pacientemente la infaltable Ayuda y Socorro de Dios. Todos, absolutamente todos en esta vida, hemos sentido en algunos pasajes de nuestra vida, lo que llamo "abrumadora felicidad", y pese a que son sólo momentos, al reflexionarlo, no puedes negar que la sóla bendición de recibir el regalo de un nuevo día de vida, ya es suficiente causa de abrumadora felicidad, de tu parte hacia el Amoroso Padre Celestial que te honra con esa dicha. Cuando experimentamos esos momentos de abrumadora felicidad, nuestro comportamiento inmediatamente lo refleja, y, algunos pasan a desenvolverse con tan libre y desenfrenada espontaneidad, que parecen locos, ¡pero de pura felicidad!, y, sólo puedo decir, ¡bravo por ellos!, porque qué lindo es manifestar tan abiertamente nuestra abrumadora felicidad, con sonrisas contagiantes y brazos abiertos, invitando a todos a compartir tanta dicha desbordante. La felicidad, es muy humana, y es la vida misma disfrutada al máximo. Cuando hablas y escribes acerca de Dios, necesariamente caes en la referencia de la abrumadora felicidad, porque es reconocer la cualidad de Inmenso Amor de Padre con la que nuestro Amantísimo Dios nos bendice; y, lo escribo, para proclamar que nuestras vidas, son la manifestación de ese bendecido amor recibido de Dios. Además, tu felicidad es causa de felicidad en todos quienes te aman, ya esa sóla razón, se convierte en sobrada justificación para sentirte abrumado por la felicidad, al saber que regalas felicidad a otros. Es que, ¿le has agradecido a Dios hacerte merecedor de tan abrumadora felicidad?. El matutino de hoy, te sugiere esa reflexión para que hagas propicio un momento para expresar tu gratitud a Dios.
Es abrumadoramente regocijante recibir tanta felicidad. De tus amigos. De tus familiares. De la vida...., ¡De Dios,! porque la fuente de toda esa felicidad es el mismo Dios, quien te bendice cada día con indescriptible felicidad, en manifestaciones como tu trabajo, tu salud, tus amistades leales, el amor de tus familiares, etc. No significa, que no tendrás tristezas ni fracasos, sino que al término de esos fracasos y esas tristezas, se manifiesta la consecuente bendición de Dios, para el hijo que supo superar la prueba, con templanza, sin renegar, sino siempre esperando confiada y pacientemente la infaltable Ayuda y Socorro de Dios. Todos, absolutamente todos en esta vida, hemos sentido en algunos pasajes de nuestra vida, lo que llamo "abrumadora felicidad", y pese a que son sólo momentos, al reflexionarlo, no puedes negar que la sóla bendición de recibir el regalo de un nuevo día de vida, ya es suficiente causa de abrumadora felicidad, de tu parte hacia el Amoroso Padre Celestial que te honra con esa dicha. Cuando experimentamos esos momentos de abrumadora felicidad, nuestro comportamiento inmediatamente lo refleja, y, algunos pasan a desenvolverse con tan libre y desenfrenada espontaneidad, que parecen locos, ¡pero de pura felicidad!, y, sólo puedo decir, ¡bravo por ellos!, porque qué lindo es manifestar tan abiertamente nuestra abrumadora felicidad, con sonrisas contagiantes y brazos abiertos, invitando a todos a compartir tanta dicha desbordante. La felicidad, es muy humana, y es la vida misma disfrutada al máximo. Cuando hablas y escribes acerca de Dios, necesariamente caes en la referencia de la abrumadora felicidad, porque es reconocer la cualidad de Inmenso Amor de Padre con la que nuestro Amantísimo Dios nos bendice; y, lo escribo, para proclamar que nuestras vidas, son la manifestación de ese bendecido amor recibido de Dios. Además, tu felicidad es causa de felicidad en todos quienes te aman, ya esa sóla razón, se convierte en sobrada justificación para sentirte abrumado por la felicidad, al saber que regalas felicidad a otros. Es que, ¿le has agradecido a Dios hacerte merecedor de tan abrumadora felicidad?. El matutino de hoy, te sugiere esa reflexión para que hagas propicio un momento para expresar tu gratitud a Dios.
